Jacinto Benavente y Martínez, nace en Madrid, el 12 de agosto de 1866 y fallece el 14 de julio de 1954. Hijo del médico pediatra Mariano Benavente. Fue un dramaturgo, director, guionista y productor de cine español. Premio Nobel de Literatura en 1922.
Inició sus estudios de derecho en la Universidad Central de Madrid. A la muerte de su padre (1885), gracias a la herencia que dejó los abandona y se dedica a la literatura. Viaja por Francia y Rusia. Fue empresario de Circo, porque estaba enamorado de la trapecista inglesa, la Belle Geraldine, lo que él siempre negó.
Como nunca se casó, se decía que era homosexual. Su obra fue censurada después de la Guerra Civil por este motivo, y por haber sido cofundador, en 1933, de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. En 1892 publica su primera obra, Teatro Fantástico, a la que le sigue un libro de poemas, Versos, otro de cuentos, Villanos, y uno de crítica, Cartas de mujeres, todos aparecidos en 1893.
Su primer estreno, 1894, El niño ajeno, no tuvo éxito, la obra fracasó porque el público y la crítica no comprendieron sus importantes novedades. Azorin fue el único que valoró las primeras obras del dramaturgo. A lo largo de su vida escribe más de ciento setenta obras. En Gente conocida (1896) atacaba a las altas clases de la sociedad, crítica que se va diluyendo por una amable reprobación en sus obras siguientes, como La Comida de las fieras (1898).
En 1899, fundó en Madrid el Teatro Artístico, en el que colaboró Valle Inclán. A los treinta y dos años ya era un autor conocido. Tras pelearse con Valle Inclan en la tertulia del Café de Madrid, formó la suya en la Cervecería inglesa de la Carrera de San Jerónimo. El éxito llega con el nuevo siglo: La noche de los sábados (1903), Rosas de otoño (1905) y Los intereses creados (1907), considerada su obra maestra. Obtiene la aquiescencia de críticos tan difíciles como Unamuno y Ortega y Gasset.
Ingresó en la Real Academia Española, en 1912. En 1918 ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados. A la muerte de su madre, en 1922, se va a Argentina como director de una compañía de teatro. De regreso en España, recibe numerosos homenajes, en 1924, Hijo predilecto de Madrid. Durante la Guerra Civil primero permanece en Madrid, después en Valencia, donde las autoridades del Frente Popular le homenajean. Sube a la tribuna presidencial para el desfile de las tropas "nacionalistas".
En 1947, su presencia en la Plaza de Oriente de Madrid le congració el respeto del régimen, y termina la censura que el oficialismo había impuesto sobre su persona. Fue presidente honorario de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, entre 1948 y 1954. Vivió sus últimos años en Galapagar, y reposa en el cementerio de esta localidad española.
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