Su belleza era única,
tenía piel de ébano y
pelo color azabache
caía sobre sus hombros.
Ojos que ardían de pasión,
su mirada era penetrante,
atrapaba, atraía como el
imán, aceleraba el corazón.
Mujer, dulzura sin igual,
su voz una suave melodía
como la brisa del mediodía,
tierna igual que el trigal.
Encuentro de verano,
en aquel campo perdido
donde conocí la pasión,
su amor me hizo sentido.
Mujer de dulce sonrisa,
... es imposible el olvido.
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