Chile tiene una delincuencia desatada e incontrolable. Los delincuentes andan libres y la gente vive enrejada en sus casas, porque son víctimas de asaltos a sus propiedades y portonazos.
La colusión, elusión y evasión de impuestos, con facturas ideológicamente falsas, que se coluden con políticos financiando sus campañas políticas.
Fraudes de FFAA y Carabineros, dineros de todos los chilenos malversados, que habrían servido para aumentar pensiones de los viejos, para erradicar campamentos, mejorar la salud y la educación.
Una iglesia católica corrupta y acorralada por la Justicia
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