Johannes Brahms nace en Hamburgo, Alemania el 7 de mayo d 1833, y fallece en Viena, Austria el 3 de abril de 1897, célebre compositor alemán. En una época en que la división entre partidarios y detractores de Richard Wagner llegó a su grado más alto, Brahms encarnó para muchos de sus contemporáneos el ideal de una música continuadora de la tradición clásica y de la primera generación romántica, opuestas a los excesos y las melagomanías wagnerianas.
No es un músico conservador, las obras del maestro de Hamburgo se situaba mucho más allá de la mera continuación de unos modelos y unas formas dados, para presentarse cargada de posibilidades de futuro. Su original concepción de la variación, sería asimilada provechosamente por los músicos de la Segunda Escuela de Viena.
Fue respetado como uno de los grandes compositores, a la altura de Bach y Beethoven. Habia nacido en el seno de una familia modesta, su padre se ganaba tocando en cervecerías y tabernas. Músico precoz, empezó a acompañar a su padre al violín tocando música de baile y melodías de moda. Al mismo tiempo estudiaba teoría musical y piano, con Otto Cossel y más tarde con Eduard Marxsen, un gran profesor que supo ver en él un talento excepcional. Le proporcionó una rigurosa formación técnica basada en los clásicos, inculcándole la pasión por el trabajo disciplinado, algo que Brahms conservó toda su vida. Dio siempre prioridad especial a la disciplina, el orden y la mesura.
Excelente pianista, se presentó por primera vez en público el 21 de septiembre de 1848 en su ciudad natal con gran éxito, pese a que su verdadera vocación, más que la interpretación, era la composición. Marxsen fue su primer eslabón, pero el segundo y más importante fue Robert Schumann. Tras una breve estancia en Weimar, donde conoció a Franz Liszt, se traslado a Düsseldorf donde estableció contacto con Schumann, la amistad entre ambos se mantuvo toda su vida.
En 1869, siguiendo los pasos de Beethoven, se estableció en Viena, capital musical de Europa desde los tiempo de Mozart y Haydn. Allí se consolidó su personal estilo, que, desde unos iniciales planteamientos influidos por los grandes de la literatura romántica alemana y cercanos a la estética de Schumann, derivó hacia un posicionamiento más clásico que buscaba sus modelos en lo tradicional de los clásicos vieneses y en la pureza y austeridad de Bach.
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