Pedantes políticos
de mentes grises,
escuchando sus propuestas
siento el tufo de la mentira.
No veo fidelidad
con la gente, quizá
unos pocos, la mayoría
en sus parcelas de poder.
Nutriéndose la vida
y bolsillos a costa de la gente,
encerrados en su orgullo,
en su señorío de piedra.
Hablan desde la hipocresía,
irritan la conciencia
con palabras engañosas,
amargos y eternos enemigos.
Ya nadie los escucha,
y ya nadie les cree,
ellos viven y prosperan,
y la gente vegeta sin destino.
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