Recuerdo la ventana
que daba a la avenida,
por donde veía pasar
a la mujer amada.
Ha ya tanto tiempo,
una eternidad de años,
que no tengo la visión
primaveral de su cuerpo.
Una realidad de vida,
un sueño en el reposo
del alma y la memoria,
que mora en la luz del amor.
¡Cuán bello es su recuerdo!
Su encanto y sonrisa muda,
que seducía al enamorado
que la veía desde la ventana.
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