a orillas del mar, nostalgias
que dejaron su alma herida.
Lo entregó todo por amor,
sin embargo, no recibió nada
y fue víctima del abandono,
de las miserias del olvido.
La vida le negó la felicidad,
no tuvo en suerte conocerla,
solo fugaces y pobres instantes
de cariño en noches de pasión.
Llora sus negras penas
y sus lágrimas salobres
se confunden con el agua,
una pena, un cariño y un adiós.
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