Son los fríos de agosto,
amargos días de lluvia
y bajan de un cielo alto
vientos de gélida caricia.
El alma clama un mosto
de negra uva, una delicia
para sentirse más a gusto
en la vieja casa sombría.
Soledad de un día,
los mudos sueños
pasan sin alegría
bajo aires extremeños,
dejando el alma vacía,
de nada somos dueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario