Marcel Proust, nace en Neuilly-Auteuil-Passy el 10 de julio de 1871, muere en París el 18 de noviembre de 1922. Escritor francés, hijo de Adrien Proust, católico y de Jeanne Weil, alsaciana de origen judío. A los nueve años sufre un ataque de asma, mal que no le abandonaría jamás. Estudió en el liceo Condorcet, donde cursó enseñanza secundaria y afianzó su vocación por las letras. Depués estudió en la Universidad de la Sorbona y en la École livre de Sciences Politiques.
En su juventud llevó una vida mundana, despreocupada, que escondía sus dudas sobre su vocación literaria. Tras descartar una carrera diplomática, trabajo en la Biblioteca Mazarino de París, decidiéndose finalmente por la literatura. Frecuentó los salones de la princesa Mathilde, de madame Strauss y madame de Caillavet, donde conoció a Charles Maurras, Anatole France y León Daudet.
En 1896 publicó Los placeres y los días, colección de relatos y ensayos que prologó Anatole France. Entre 1896 y 1904 trabajó en la obra autobiográfica Jean Santeuil en la que se proponía relatar su itinerario espiritual, y en las traducciones al francés de La biblia de Amiens, y Sésamo y los lirios, de John Ruskin.
Después de la muerte de su madre, 1905, se sintió solo, enfermo y deprimido, estado de ánimo propicio para emprender la redacción de su ciclo novelesco En busca del tiempo perdido, que concibió como la historia de su vocación. Anteriormente había escrito para Le Fígaro diversas parodias de escritores famosos: Saint-Simone, Honore de Balzac, Gustave Flaubert; y comenzó a redactar Contre Sainte-Beuve, obra híbrida entre novela y ensayo con varios pasajes que luego pasarían a En busca del tiempo perdido.
La obra de Proust, junto a la de autores como Franz Kafka, James Joyce o William Faulkner, constituye un hito fundamental en la literatura contemporánea.
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