Rafael Alberti nace el 16 de noviembre de 1902, fallece el 28 de octubre de 1999. en El Puerto de Santa María, España. Escritor y poeta español, miembro de la Generación del 27. Estudió en el Colegio San Luis Gonzaga, dirigido por los jesuitas, donde no estaba a gusto por las rígidas normas a las que debía someterse. En 1916 fue expulsado por mala conducta, no acabó el cuarto año de bachillerato.
En 1917 la familia se traslada a Madrid, Rafael había decidido seguir su vocación de pintor, el descubrimiento del Museo del Prado fue para él decisivo. Su talento para captar las estética del vanguardismo más avanzado, le permiten conseguir que sus obras sean expuestas en el Salón de Otoño y en el Ateneo de Madrid. Pero un suceso de su vida, le abre las puertas a otra forma de creación.
Una noche, ante el cadáver de su padre, Alberti escribe sus primeros versos. Había despertado el poeta. Enfermo de una afección pulmonar, de reposo obligado en la Sierra de Guadarrama, comienza a trabajar en su primer libro, Marinero en tierra, muy influido por los cancioneros musicales españoles de los siglos XV y XVI. Comprende que los versos le llenan más que la pintura, era su verdadera vocación. En su exilio dedica algunos de sus poemarios a la pintura y a Picasso.
Tiene su reencuentro con los poetas, se rodeará de sus nuevos amigos de la Residencia de Estudiantes: Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Miguel Hernández y Gerardo Diego. De aquel grupo de poetas hechizados por el surrealismo, surgió la idea (1927) de rendir homenaje con motivo del tricentenario de su muerte, al maestro del barroco español Luis de Góngora, olvidado por la cultura oficial. Iniciativa que reforzó sus lazos de amistad y se consolida la llamada Generación del 27, protagonista de la segunda edad de oro de la poesía española.
Debido a su salud, precaria situación económica y perdida de fe, se refleja en sus libros, desde sus versos futuristas e innovadores de Cal y canto hasta las insondables tinieblas de Sobre los ángeles.
(continuará)
En 1917 la familia se traslada a Madrid, Rafael había decidido seguir su vocación de pintor, el descubrimiento del Museo del Prado fue para él decisivo. Su talento para captar las estética del vanguardismo más avanzado, le permiten conseguir que sus obras sean expuestas en el Salón de Otoño y en el Ateneo de Madrid. Pero un suceso de su vida, le abre las puertas a otra forma de creación.
Una noche, ante el cadáver de su padre, Alberti escribe sus primeros versos. Había despertado el poeta. Enfermo de una afección pulmonar, de reposo obligado en la Sierra de Guadarrama, comienza a trabajar en su primer libro, Marinero en tierra, muy influido por los cancioneros musicales españoles de los siglos XV y XVI. Comprende que los versos le llenan más que la pintura, era su verdadera vocación. En su exilio dedica algunos de sus poemarios a la pintura y a Picasso.
Tiene su reencuentro con los poetas, se rodeará de sus nuevos amigos de la Residencia de Estudiantes: Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Miguel Hernández y Gerardo Diego. De aquel grupo de poetas hechizados por el surrealismo, surgió la idea (1927) de rendir homenaje con motivo del tricentenario de su muerte, al maestro del barroco español Luis de Góngora, olvidado por la cultura oficial. Iniciativa que reforzó sus lazos de amistad y se consolida la llamada Generación del 27, protagonista de la segunda edad de oro de la poesía española.
Debido a su salud, precaria situación económica y perdida de fe, se refleja en sus libros, desde sus versos futuristas e innovadores de Cal y canto hasta las insondables tinieblas de Sobre los ángeles.
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