domingo, 6 de enero de 2019

CONFESIÓN

En la soledad del lugar
que elegí para reencontrarme,
pienso en lo que he vivido
a lo largo de mis latos años.

Tuve unos buenos padres, 
preocupados de proveer
y educarnos buenamente,
para enfrentar los desafíos.

Historia de vida de dulce y agraz,
no siempre hice las cosas bien
ni estuve en el lugar indicado,
muchos errores no forzados.

Que al final pasan la cuenta
cuando ya estamos en el adiós
de la vida, en un esfuerzo duro
y agotador porque hay que subsistir.

No hay vuelta atrás, no podemos
volver a empezar, la suerte está
echada y hay que asumirla
sin quejas, ni remordimientos.

Son los últimos años de vida,
con una salud asaz complicada
que hay que sobrellevar con
 cierta dignidad y estóicamente.

¡C'est la vie!




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