La vida y los sufrimientos nos ponen pruebas todos los días, los que tenemos que aprender a sortear. No es fácil cuando no se tiene un inteligente razonamiento, y conocimiento, para saber cómo enfrentar los problemas por difíciles que estos sean.
Los problemas que se nos presentan son de diferente índole: Cesantía, educacionales, emocionales, espirituales, fatalidad, laborales y de salud, entre muchos otros. Hay que tener temple, esperanza, fuerza y optimismo para salir adelante.
No podemos dejarnos abatir por el derrotismo y el pesimismo. Al mal tiempo, buena cara reza un antiguo refrán. Hay que luchar contra viento y marea, porque no existe cosa alguna que no tenga una salida práctica. Los problemas tienen solución, los que no lo tienen hay que asumirlos.
La vida misma es un problema. Especialmente cuando estamos enfermos, viejos y con dificultades económicas para atender nuestros males. No puedo resfriarme, por males de pulmón y bronquios. Debo seguir una dieta por la diabetes y cuidado del higado y el bazo, dejar de comer lo que nos gusta: chocolate, dulces, frituras y prohibido beber una copa de generoso vino.
No siempre se puede ser tan riguroso con la alimentación, hay recaídas porque uno es débil. Pese a las recomendaciones médicas y cuidados de la familia uno cae en el pecado de la gula. Pero, no hay que tener temor, hay que dejar que las cosas fluyan y sigan su curso. No pensar ni sufrir por la muerte, porque ésta viene unida a la vida desde el mismo día que nacemos.
No siempre se puede ser tan riguroso con la alimentación, hay recaídas porque uno es débil. Pese a las recomendaciones médicas y cuidados de la familia uno cae en el pecado de la gula. Pero, no hay que tener temor, hay que dejar que las cosas fluyan y sigan su curso. No pensar ni sufrir por la muerte, porque ésta viene unida a la vida desde el mismo día que nacemos.
"Para vivir hay que sufrir, porque no todo es miel sobre hojuelas en nuestra existencia"
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