lunes, 8 de julio de 2019

ARMAS, GÉRMENES Y ACERO (I)

                                                   Armas, gérmenes y acero


Armas, gérmenes y acero: breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años es un libro de investigación histórica escrito por el biólogo Jared Diamond, catedrático de geografía y fisiología en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), en 1997. El autor ganó el Premio Putlizer por el libro en 1998. Diamond analiza el progreso de diferentes civilizaciones del mundo y propone una explicación a la apariencia de que la cultura de Europa occidental haya llegado a ser la predominante sobre las demás.  

El libro es un intento por intentar explicar por las que las civilizaciones euroasiáticas, en general, han sobrevivido y conquistado otras y, al mismo tiempo, refutar la idea de que la hegemonía euroasiática se debe a la superioridad genética, moral o intelectual de los miembros de tales civilizaciones. Alega que las diferencias de poder, y en concreto en la posesión de tecnología, entre las diferentes sociedades humanas, tienen su origen en las diferentes condiciones ambientales que son amplificadas por ciertos mecanismos de retroalimentación y que, si algunas diferencias culturales o genéticas han favorecido a los europeos y asiáticos (por ejemplo el gobierno centralizado de China o la resistencia de los europeos a las enfermedades infecciosas), ellas mismas fueron generadas por la influencia del ambiente geográfico.

El libro intenta explicar, principalmente con base en Factores biogeográficos, por qué los europeos gozaron de tal superioridad tecnológica y militar y por qué la enfermedades que aportaron los europeos -a las que se habían hecho resistentes- devastaron y diezmaron a las poblaciones conquistadas. 

Diamond estructuró el libro en cuatro apartados. El primer apartado, del capítulo primero al tercero, trata de los orígenes de la humanidad, el modelo de la diversidad cultural polinesia como ejemplo de su tesis y las causas inmediatas del dominio europeo, ejemplificando el caso de la conquista de Cajamarca. El segundo apartado, del capítulo cuarto al décimo, trata sobre esas causas mayores o últimas y que terminan siendo los factores biogeográficos y tesis centrales del libro, como la orientación de los ejes continentales, la agricultura y la domesticación de los grandes mamíferos. El tercer apartado, del capítulo undécimo al décimo cuarto, trata sobre las causas intermedias, aquellas que conectan las causas últimas con las inmediatas, como el origen de la escritura, la tecnología, origen de las enfermedades y la sociedad estructurada más allá de una sociedad agraria simple. El cuarto apartado, del capítulo decimoquinto en adelante, trata sobre el estudio de sus tesis mediante la ejemplificación de la evolución de distintas sociedades y un epílogo final donde se las compara con la sociedad occidental, para entender por qué esta ha logrado ejercer su dominio.

Los factores biogeográficos son los que Diamond llama causas últimas. Comprenden la agricultura incipiente y la disposición de los ejes continentales. Son considerados por otros investigadores como las tres principales tesis de las que deriva su marco teórico.

De partida, entre el 8.500 y el 7.500 a.C., el Creciente Fértil, China y Nueva Guinea fueron las primeras regiones en donde se desarrolló la agricultura. No obstante, Diamond aclara que el estancamiento tecnológico de Nueva Guinea a partir de ese entonces se debe a que las planta tenían una menor concentración calórica y proteica o a que su técnica de cultivo eran menos eficientes que, por ejemplo, las técnica de cultivo de trigo en el Creciente Fértil o de arroz en China. Además, en Nueva Guinea no había grandes mamíferos para ser utilizados como animales de labranza.

Así pues, la tesis principal del autor es que Eurasia, por su mayor extensión en su eje horizontal (este-oeste), contenía la mayor variedad de especies vegetales y animales susceptibles de ser domesticadas. Así mismo, el eje este-oeste de Eurasia otorga una mayor uniformidad climática, permitiendo una rápida expansión de la agricultura y los saberes. Este no fue el caso en América y África, pues la mayor extensión en esos continentes son en los ejes verticales (norte.sur). En la antigüedad, mientras el ritmo de difusión de la agricultura en América era menor a 0.5 kilómetros por año, e Eurasia ese ritmo iba del kilómetro por año a 5 kilómetros por año.

(Continúa)

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