de dolor por ese amor
que te dejó. Desahogaste
tu pena en mi hombro.
Vi correr lágrimas

sentí tu pecho turgente
descansar en el mío.
No había consuelo,
estabas como ausente
entregada a mi cariño,
el que nunca entendiste.
Pero ahí estaba yo
para apoyarte, con
palabras y caricias
de mi noble amistad.
Esa tarde te amé
más que nunca, y me
juramente conquistar
tu amor y tu alma.
Al paso del tiempo
entendiste la verdad,
hoy eres todo en mi vida:
somos tu y yo para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario