Utopía entiende dos cosas: en primer lugar, el "plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen ser de muy difícil realización" y en segundo lugar, la "representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras al bien humano", esto es, un gobierno político tan perfecto e idealizado que es prácticamente imposible llegar a él. La palabra proviene del helenismo Utopia, isla imaginaria con un sistema político, social y legal perfectamente descrita por Tomás Moro en 1516, durante el Renacimiento.
Aunque Moro fue el creador del género de loas utopías, hay narraciones clásicas que tienen elementos utópicos y que pueden considerarse como precursoras del género. Así, en la misma obra de Moro puede verse una fuerte influencia e incluso directa referencia a La República de Platón, donde se describe una sociedad idealizada. Además de La República, hay otras utópicas anteriores, por ejemplo, la Tierra de Dilmún de la mitología mesopotámica, Panquea o Pancaya, la isla de la Inscripción sagrada del relato de Evémero, la Isla del sol de Yambulo, La fuente del jardín de los duraznos de Tao Yuanming, La Ciudad virtuosa de al Farabi y La Ciudad de las damas de Chistine de Pizan.
Íntimamente relacionadas con el deseo de dar un sentido a la vida y alcanzar la felicidad, se encuentran la necesidad y la búsqueda de un mundo mejor, más solidario y más justo. Existe una estrecha relación entre la justicia y las utopías. Ya Platón puso de manifiesto que un mundo ideal en el que todos sus miembros vivieran felices y satisfechos solo era posible si ese mundo era un mundo justo, pues un Estado es ideal si en él reina la justicia.
El anhelo de mundos ideales y perfectos es tan antiguo como el ser humano. Sin embargo, la invención y descripción de sociedades que lo sean no reciben el nombre de "utopías" hasta el siglo XVI. Por ello, no es paradójico afirmar que existen utopías desde siempre, incluso antes de que se acuñase este nombre para referirse a ellas. Todas las utopías tienen dos rasgos: describen sociedades que están fuera del mundo, en ningún lugar, y describen sociedades cerradas, sin contaminación exterior inmóviles y férreamente ordenadas.
Aunque Moro fue el creador del género de loas utopías, hay narraciones clásicas que tienen elementos utópicos y que pueden considerarse como precursoras del género. Así, en la misma obra de Moro puede verse una fuerte influencia e incluso directa referencia a La República de Platón, donde se describe una sociedad idealizada. Además de La República, hay otras utópicas anteriores, por ejemplo, la Tierra de Dilmún de la mitología mesopotámica, Panquea o Pancaya, la isla de la Inscripción sagrada del relato de Evémero, la Isla del sol de Yambulo, La fuente del jardín de los duraznos de Tao Yuanming, La Ciudad virtuosa de al Farabi y La Ciudad de las damas de Chistine de Pizan.
Íntimamente relacionadas con el deseo de dar un sentido a la vida y alcanzar la felicidad, se encuentran la necesidad y la búsqueda de un mundo mejor, más solidario y más justo. Existe una estrecha relación entre la justicia y las utopías. Ya Platón puso de manifiesto que un mundo ideal en el que todos sus miembros vivieran felices y satisfechos solo era posible si ese mundo era un mundo justo, pues un Estado es ideal si en él reina la justicia.
El anhelo de mundos ideales y perfectos es tan antiguo como el ser humano. Sin embargo, la invención y descripción de sociedades que lo sean no reciben el nombre de "utopías" hasta el siglo XVI. Por ello, no es paradójico afirmar que existen utopías desde siempre, incluso antes de que se acuñase este nombre para referirse a ellas. Todas las utopías tienen dos rasgos: describen sociedades que están fuera del mundo, en ningún lugar, y describen sociedades cerradas, sin contaminación exterior inmóviles y férreamente ordenadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario