No todo lo que brilla es oro, nada es verdad y nada es mentira. No se puede existir sumido en el desconocimiento, ni vivir solo de las emociones ni de las vaguedades. Lo importante es adquirir conciencia y conocimiento, para actuar y desarrollarnos con meridiana sabiduría.
La lógica de la vida es más fuerte que los sentimientos. Por tanto, debemos hablar con franqueza, con la verdad, no se puede decir una cosa contraria a lo que realmente somos y pensamos. Cuestión que es muy común, hoy en día, en nuestra sociedad. Esto es pan de cada día.
Por esta razón, hay que confesar y hablar desde lo íntimo. No guardarse las cosas, no ocultar los sentimientos que alguna vez tuvimos hacia esa persona que nos encantó. Porque es quedarse prisionero del pasado, de lo que pudo haber sido y no fue, única y exclusivamente por callar y no asumir la realidad.
Con la experiencia que da la vida y el tiempo, hoy confieso que amé una mujer, como nunca he amado a nadie. Todo lo que quise decirle con palabras, poemas y versos, se fueron por los aires, y ese amor se perdió en los cielos azules del adiós. Ella pudo haberlo presentido, pero jamás lo escuchó de mi boca, mis labios permanecieron sellados a una confesión que quizá hubiese cambiado el destino de nuestras vidas.
"Cuando acaricio una uva roja con mis labios, pienso que estoy besando los labios de Javiera, un amor que me acompañará toda la eternidad"
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