jueves, 29 de agosto de 2019

CASTILLO DE LOS TEMPLARIOS


Castillo de los Templarios, se encuentra en la ciudad española de Pontferrada, comarca de El Bierzo, provincia de León. Es de estilo románico. Se alza sobre una colina en la confluencia de los ríos Boeza y Sil. Se emplaza en lo que en un comienzo debe haber sido un castro celta, en una población similar a la de otros de El Bierzo. Se cree que posteriormente fue un emplazamiento romano y visigodo.

Hacia 1178 el rey Fernando II de León permitió que los templarios establecieran una encomienda en la actual Pontferrada. En 1196, ante el ataque de Alfonso VIII de Castilla y debido al apoyo que recibió este reino por parte de los caballeros del Temple, Alfonso IX de León, corona a la que apoya la Orden de San Juan quita Pontferrada a los templarios. En 1211 Alfonso IX hace las paces con la Orden del Temple les donó la villa de Pontferrada a cambio de ceder a estos algunos castillos.

Durante el reinado de Fernando IV se produjo en Francia un juicio contra los templarios, que ocasionó la disolución de la Orden. Para evitar la confiscación de Pontferrada, el maestre leonés del Temple, Rodrigo Yañez, entregó la villa al infante don Felipe, hermano del rey. En 1340, Alfonso XI donó Pontferrada a Pedro Fernández de Castro que permaneció en poder de la rama gallega de los Castro hasta 1374. En 1440 pasó a manos de Pedro Alvarez Osorio,  conde de Lemos, fue este caballero el que realizó grandes obras que configuran la actual fortaleza, que comprende un castillo, el llamado Castillo Viejo, un recinto amurallado con sus barreras y un palacio renacentista.


Tras diversas disputas entre los herederos de Pedro Alvarez Osorio, los Reyes Católicos adjudicaron Pontferrada a Juana Osorio. Rodrigo Osorio no acató la resolución y tras poner cerco a la fortaleza se apoderó de ella en 1485, iniciando así una rebelión contra los reyes. La Corona reaccionó formando un importante ejército, bajo la dirección del almirante de Castilla con el fin de tomar todas las plazas de El Bierzo que apoyaban al conde, y fue tomada por asalto en el verano de 1486.

Durante los siglos XVII y XVIII el castillo fue gobernado por un corregidor en nombre de la corona. A partir de 1850 comenzó un período de fuerte declive para el castillo: El Ayuntamiento vendió los muros y utilizó sus piedras para construir unas cuadras públicas y un mercado adosado a las murallas. Por fin en 1924 se le concedió el rango de Monumento Nacional, con lo que se frenó el deterioro.

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