Para ella una poesía
de un viejo admirador,
que verla le encantaría
para confesar su amor.
Tantos son los otoños
sin una sonrisa tardía,
hace ya tantos los años
sin poder verla todavía.
Una flor yo le daría
para coronar su belleza,
y sus labios de fresa
con pasión yo besaría.
En un lugar del mundo
estará de otro prisionera,
sin conocer la primavera
de nuevo amor profundo.
¿Dónde estará, recordará?
Nunca la podré olvidar.
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