Entre libros y flores
pienso escribir un poema,
a la niña de días felices
que para mi era un tema.
¿Cómo decirle lo que sentía
sin herir sus lazos familiares,
que no la ofendiera mi osadía
de reconocer mis errores.
A su hermana no quería,
era ella mi diosa y mi sueño,
entrampado del amor yo vivía
porque no podía ser su dueño.
Tristes tertulias de ayer,
una penosa realidad ajena
a los sentimientos del ser,
hoy solo soy un alma en pena.
Jamás leerás estos versos,
y seguiré soñando tus besos.
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