lunes, 30 de septiembre de 2019

ALTA EDAD MEDIA, ESPAÑA (I)

                                             Mezquita-Catedral de Córdoba


En el año 409 un grupo de pueblos germánicos, suevos, alanos y vándalos invadieron la península ibérica. En 416, lo hicieron a su vez los visigodos, un pueblo germánico pero más romanizado, bajo la justificación de restaurar la autoridad imperial. En la práctica eso no ocurrió y crearon un reino visigodo con capital primero en Tolosa, actual Toulouse y posteriormente en Toletum, actual Toledo, tras ser derrotados por los francos en la batalla de Vouillé, 507. Entre tantos los vándalos pasaron a Äfrica y los suevos conformaron el reino de Braga, en la antigua provincia de Gallaecia.

Leovigildo materializó una poderosa monarquía visigoda con las sucesivas derrotas de los suevos del noroeste y otros pueblos del norte, y los bizantinos del sureste, que no fue completada hasta el reinado de Suintila en el año 625. San Isidoro de Sevilla se congratula en su Historia Gothorum, de que este rey fuera el primero que poseyó la monarquía del reino de toda España que rodea el océano, cosa que a ninguno de sus antecesores le fue concedida. El carácter electivo de la monarquía visigótica determinó una gran inestabilidad política caracterizada por continuas rebeliones y magnicidios.

La unidad religiosa se había producido con la conversión al catolicismo de Recaredo, 587, proscribiendo el arrianismo que hasta entonces había diferenciado a los visigodos, impidiendo su fusión con las clases dirigentes hispanorromanas. Los Concilios de Toledo se convirtieron en un órgano en el que, reunidos en asamblea, el rey. los principales nobles y los obispos de todas las diócesis del reino sometían a consideración asuntos de naturaleza tanto política como religiosa. El Liber ludiciorum promulgado por Recesvinto, 654, como derecho común a hispanorromanos y visigodos tuvo una gran proyección posterior.

En 689 los árabes llegaron a África noroccidental y en el año 711, llamados por la facción visigoda enemiga del rey Rodrigo, cruzaron el estrecho de Gibraltar y lograron una decisiva victoria en la batalle de Guadalete, fue la imposición de un nuevo poder en Hispania. que se terminó convirtiendo en un emirato o provincia del imperio árabe llamada al-Andalús con capital en la ciudad de Córdoba. El 712 se toman Toledo, la capital visigoda, el resto de las ciudades fue capitulando hasta que el 716 el control musulmán abarca toda la península, aunque en el norte su poder era más bien nominal que efectivo.

El avance musulmán contra el reino franco fue frenado por Carlos Martel en la batalla de Poitiers, 732. La poco controlada zona noroeste de la península fue escenario de la formación de un núcleo de resistencia cristiano centrado en la cordilleta Cantábrica, zona de pueblos poco romanizados, escasamente sometidos al reino godo, tampoco habían suscitado interés para las autoridades islámicas. En el resto de la península, los señores godos o hispanorromanos, o se convirtieron al islam, los muladíes, como la familia banu Qasi, que dominó el valle medio del Ebro o bien permanecieron fieles a las autoridades musulmanas, aun siendo cristianos, los mozárabes, conservando su posición económica y social e incluso un alto grado de poder político y territorial.


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