Museo del Prado, es uno de los más importantes del mundo y uno de los más visitados. Singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX, pocos podrían dudar que es el Museo más importante del mundo en pintura europea. Su principal atractivo radica en la amplia presencia de Velázquez, El Greco, Goya, Ticiano, Rubens y el Bosco de los que posee las mejores y más extensas colecciones que existen a nivel mundial, a lo que hay que sumar destacados conjuntos de autores tan importantes como Murillo, Ribera, Zurbarán, Fra Angelico, Rafael Veronese, Tintoretto, Patinir, Antonio Moro, Van Dyck o Poussin, por citar algunos de los más relevantes.
La Rendición de Breda, Velázquez
Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la institución, afirmaba que "representaba a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia". El inventario de bienes artísticos, a febrero de 2017, comprendía más de 35.000 objetos: desglosados en 8045 pinturas, 9561 dibujos, 5973 estampas, 34 matrices de estampación, 971 esculturas, 1189 piezas de artes decorativas, 38 armas y armaduras, 2155 medallas y monedas, 15000 fotografías, 4 libros y 155 mapas.
La familia de Carlos IV, Goya
Al igual que otros grandes museos europeos, como el Louvre de París, y los Uffizi de Florencia, el Prado debe su origen a la afición coleccionista de las dinastías gobernantes a lo largo de varios siglos. Refleja los gustos personales de los reyes españoles. El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del Louvre, el Hermitage, el Metropolitan, la National Gallery de Londres o incluso el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de casi todas las escuelas y épocas. Por el contrario, es una colección intensa y distinguida, formada especialmente por unos pocos reyes aficionados al arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo.
La última cena, El Greco
Muchos expertos la consideran una colección "de pintores admirados por Pintores", enseñanza inagotable para nuevas generaciones de artistas, desde Manet, Renoir y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon y Antonio Saura, quien decía: "Este Museo no es el más extenso, pero sí el más intenso". El Prado, incluye obras pictóricas de España, Flandes e Italia, seguidas por el fondo francés, Poussin y Claudio de Lorena. La pintura alemana, con cuatro cuadros de Durero y múltiples retratos de Mengs, un breve repertorio de pintura británica, del género del retrato, hay que mencionar también la pintura holandesa, no muy amplia, que incluye a Rembrandt.
El jardín del amor, Rubens
Aunque sean aspectos menos conocidos, el museo cuenta también con una importante sección de Artes decorativas y con una colección de esculturas, en la que destacan las greco-romanas. Junto con el Museo Thyssen-Bornesmisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional del Prado forma el llamado Triángulo del Arte.
Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la institución, afirmaba que "representaba a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia". El inventario de bienes artísticos, a febrero de 2017, comprendía más de 35.000 objetos: desglosados en 8045 pinturas, 9561 dibujos, 5973 estampas, 34 matrices de estampación, 971 esculturas, 1189 piezas de artes decorativas, 38 armas y armaduras, 2155 medallas y monedas, 15000 fotografías, 4 libros y 155 mapas.
La familia de Carlos IV, Goya
Al igual que otros grandes museos europeos, como el Louvre de París, y los Uffizi de Florencia, el Prado debe su origen a la afición coleccionista de las dinastías gobernantes a lo largo de varios siglos. Refleja los gustos personales de los reyes españoles. El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del Louvre, el Hermitage, el Metropolitan, la National Gallery de Londres o incluso el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de casi todas las escuelas y épocas. Por el contrario, es una colección intensa y distinguida, formada especialmente por unos pocos reyes aficionados al arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo.
La última cena, El Greco
Muchos expertos la consideran una colección "de pintores admirados por Pintores", enseñanza inagotable para nuevas generaciones de artistas, desde Manet, Renoir y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon y Antonio Saura, quien decía: "Este Museo no es el más extenso, pero sí el más intenso". El Prado, incluye obras pictóricas de España, Flandes e Italia, seguidas por el fondo francés, Poussin y Claudio de Lorena. La pintura alemana, con cuatro cuadros de Durero y múltiples retratos de Mengs, un breve repertorio de pintura británica, del género del retrato, hay que mencionar también la pintura holandesa, no muy amplia, que incluye a Rembrandt.
El jardín del amor, Rubens
Aunque sean aspectos menos conocidos, el museo cuenta también con una importante sección de Artes decorativas y con una colección de esculturas, en la que destacan las greco-romanas. Junto con el Museo Thyssen-Bornesmisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional del Prado forma el llamado Triángulo del Arte.
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