En mi paso por esta vida
terrestre, he admirado la
belleza de su naturaleza
por su pureza y blancura.
Está a mano, la podemos
oler, disfrutar sus dones
que nos regala día a día,
es un don de fertilidad.
Los campos cultivados
proveen bendito alimento
fresco a nuestras mesas,
un regalo de la Tierra.
En la tranquila soledad
que me depara la vida
en mis años viejos, veo
con gratitud esta Tierra.
Cuna de artistas y poetas,
de músicos y pintores,
que han escrito, cantado
y pintado la tierra madre.
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