Nada ha cambiado vida
de mi vida, no hay olvido
pese al tiempo y la distancia,
sigues viva en mi corazón.
Los años han aquilatado
tu presencia en mi alma,
vives en mí, y en mi mente
sigues clara como el agua.
No podría ser de otra
manera, porque el amor
que he sentido por tí
ha sido de suyo sublime.
Eres candil de mi camino,
la guía de mi existencia
vagabunda por el mundo,
porque te llevé conmigo.
En estos últimos años,
cuando nos llaman del
jardín del nunca jamás,
tu recuerdo sigue inalterable.
No muero de amor,
muero de ausencias.
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