jueves, 10 de octubre de 2019

PINTURA NEOCLASICA


El término neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venía produciendo en la filosofía y que consecuentemente se había transmitido a todos los ámbitos de la cultura. Sin embargo, coincidiendo con la decadencia de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo fue perdiendo adeptos en favor del Romanticismo.

Los pintores, entre los que destacó Jacques-Louis David, 1748-1825, reprodujeron los principales hechos de la revolución y exaltaron los mitos romanos, a los que se identificó con los valores de la revolución. La calidad estructural y el predominio del dibujo sobre el color son algunas de las principales características formales de la pintura neoclásica.

                             Venus y las tres Gracias, Jacques-Louis David

Obras como el Juramento de los Horacios, por ejemplo, plantean un espacio preciso en que los personajes se sitúan en un primer plano. Jean-Auguste-Dominique Ingres, 1780-1867, aunque no fue un pintor neoclásico, tiene obras como La fuente que representan este movimiento artístico.

                                           Jean-Auguste-Dominique Ingres

La ilustración representaba el deseo de los filósofos de la época de la Razón (filosofía), por racionalizar todos los aspectos de la vida y del saber humanos. Vino a sustituir el papel de la religión, como organizadora de la existencia del hombre, por una ética laica que ordenará desde entonces las relaciones humanas y llevará a un concepto científico de la verdad.

El Neoclasicismo fue el estilo dominante en el arte occidental desde mediados del siglo XVIII hasta 1820. Desde entonces cedió ante el arrollador avance revolucionario del romanticismo, cálido y colorista, sensible y poético. Sin embargo, perduró, de alguna manera, a través de las enseñanzas académicas hasta comienzos del siglo XX.

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