martes, 1 de octubre de 2019

PLENA EDAD MEDIA, ESPAÑA

                                           Iglesia de San Clemente de Taüll

El siglo XI comenzó con el predominio entre los reinos cristianos del reino de Navarra. Sancho III el Mayor incorporó los condados pirenaicos centrales, Aragón, Sobrarbe y Ribagorza y el condado leonés de Castilla, estableciendo un protectorado de hecho sobre el propio reino de León. Los territorios de Sancho el Mayor fueron distribuidos entre sus hijos tras su muerte. Fernando obtuvo Castilla, su matrimonio con la hermana del rey leonés y el apoyo navarro le permitieron imponerse como rey de León tras la muerte de su cuñado en la batalla de Tamarón, en 1037. A la muerte de Fernando, se volvió a hacer un reparto territorial que multiplicó el número de territorios que adquirieron rango regio: reino de León, reino de Castilla, reino de Galicia, así como la ciudad de Zamora.

Se produjeron reunificaciones, divisiones, siempre revertidas, excepto en el caso del condado de Portugal, convertido en reino. La conquista de Toledo por Alfonso VI, 1085, permitió la repoblación de la amplia región entre los ríos Duero y Tajo mediante la concesión de fueros y cartas pueblas a concejos con jurisdicción sobre amplias zonas, comunidad de villa y tierra, sobre los que ejercían una especie de "señorío colectivo". Un proceso similar se vivió en el valle del Ebro, repoblado a partir de la conquista de Zaragoza, en 1118, por Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón, que incluso llegó a ser rey consorte de Castilla y León, en un accidentado matrimonio con Urraca I de Castilla, que terminó anulándose. A su muerte sin herederos, se separaron definitivamente sus reinos, mientras que Navarra quedó marginada en la Reconquista, sin crecimiento hacia el sur, Aragón se vinculó con Cataluña en 1137 por el matrimonio de la reina Petronila con el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona y formaron la corona de Aragón.

La conformación de la corona de Castilla como conjunto de reinos, con un único rey y únicas Cortes, no se consolidó hasta el siglo XIII. Añadiendo los títulos de soberanía de los nuevos reinos que se fueran conquistando o adquiriendo. Alfonso VII adoptó el titulo de Imperator totius Hispaniae. La amplia zona entre el Tajo y Sierra Morena, semi-despobladas, se confió a las órdenes militares: Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa. La batalla de las Navas de Tolosa, 1212, significó la imposición del dominio cristiano y por pocos años quedó un único reducto musulmán, el reino nazarí de Granada.

La corona de Castilla, con Fernando III el Santo, conquistó en los años centrales del siglo XIII la totalidad del valle del Guadalquivir, reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla y el reino de Murcia. Mientras que la corona de Aragón, conquistaba los reinos de Valencia y de Mallorca. La repoblación por los cristianos de estas zonas, habitadas por musulmanes, mucho de los cuales permanecieron después de la conquista. La repartición se hizo mediante lotes de fincas rurales y urbanas de distinta importancia, según la categoría social de los que habían intervenido en la toma de cada una de las ciudades. La convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos produjo un intercambio cultural de altísimo nivel, al tiempo que se abrían varios studium arabicum et hebraicum y los studio generalia que se convirtieron en las primeras universidades: Palencia, Salamanca, Valladolid, Alcalá, Lérida, Perpiñán.

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