A mis 76 años de edad, he visto pasar mucha agua bajo los puentes de Chile. Viví el Golpe de Estado, en la ciudad de Arica donde tenía mi residencia, y tuve que irme al exilio por el soplonaje de personas que sabían que yo era partidario del presidente Salvador Allende, a quien apoyaba a través de Diario La Concordia de esa ciudad.
La situación era grave, ya no daba para más y había mucha violencia entre los chilenos. No había diálogo de altura de miras, todos estaban ciegos y no hubo acuerdos para salir de esa situación. Había gran desabastecimiento, los dos supermercados que tenía la ciudad tenían sus góndolas vacías. Curiosamente, al día siguiente después del golpe, la mercadería apareció por arte de magia. Era imposible que esta llegara tan pronto desde el centro del país a un lugar que está a más de 2.000 Kms de distancia. Estaba acaparada, por ellos mismos que la vendían a vil precio en el mercado negro.
Este recordatorio me viene a la mente, porque la situación que vive este Chile, del siglo XXI, demuestra que nada ha cambiado. El empresariado sigue abusando, como ya lo hacían sus antepasados en el siglo XVII. Lo mismo la clase gobernante y los políticos, más preocupados de sus prebendas personales que del pueblo. Abuso siempre ha existido, desde los albores de la Colonia hasta nuestros días. Los gobernantes, la clase política y los empresarios (la canalla dorada), continúan con sus malas prácticas: colusión, corrupción, elusión, evasión, explotación y fraudes.
Señor presidente, el pueblo se cansó. Estalló lo que llamo la Revolución de Octubre, como lo han demostrado la masivas marchas de los ciudadanos de bien, que ya no pueden vivir con tanto abuso. Lamentablemente, de esto se han aprovechado los delincuentes, los desadaptados, el lumpen resentido que se ha dedicado a destruir la propiedad pública y privada, provocando incendios, pillaje, saqueos y toda clase de desmanes que la policía no ha tenido la capacidad o disposición de parar.
No creo que S. E. y sus asesores vivan en el limbo, que no se den cuenta de que la situación se les ha escapado de las manos. Si yo estuviera en su lugar, dictaría Ley Marcial en contra de estas hordas que andan destruyendo y robando, es decir, los eliminaría in situ, única forma de poner fin al vandalismo existente.
Y si, además, envía con carácter de Urgencia al Congreso proyectos de mejora de pensiones mínimas (que no sean inferiores a $ 200.000 líquido), subir sueldo mínimo a $ 400.000 líquido (por cuenta de los empleadores y no subsidiado porque al final lo pagamos todos), rebaja y fijación de precios a los medicamentos que son una gravosa carga para los pensionados que estamos enfermos, le aseguro que bajaría la presión y los desórdenes en las calles del país.
Presidente, los chilenos se lo agradeceríamos, porque estos tres temas son los más importantes, y urge sean resueltos a la brevedad. No continúe dilatando y evadiendo los problemas, es ahora o nunca! Que el Estado haga un esfuerzo real para lograr más equidad y así vuelvan la calma y la paz al país. ¡Usted tiene la palabra!
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