domingo, 23 de febrero de 2014

LA REFORMA: 1° Parte














El estallido de la reforma desbarató la casa religiosa en la Europa occidental, la que había sido dominada casi totalmente por la Iglesia Católica Romana, quedó dividida.

El sur de Europa -Italia, España, Austria y partes de Francia- permaneció en su mayor parte católico. El resto de Europa se dividió en tres sectores principales: La luterana en Alemania y Escandinavia; la calvinista en Suiza, Países Bajos, Escocia y parte de Francia; y la anglicana en Inglaterra.

Esparcidos entre estos había varios grupos más pequeños, pero más radicales: los anabaptistas, los menonitas, luteristas y puritanos, grupos que posteriormente llevaron sus creencias a América del Norte.

Con el paso del tiempo, estas divisiones siguieron fragmentándose hasta llegar a los centenares de organizaciones religiosas que existen hoy: presbiteriana, episcopal, metodista, bautista, congregacional; sólo por nombrar algunas. La verdad, basta levantar una piedra y encontramos cientos de iglesias, cultos y sectas que dicen regirse por la Biblia; pero, ninguna sigue con cabalidad y estricto apego la palabra de Dios.

Ciertamente la casa se dividió: Todas las religiones, formas de adoración, son creadas por los hombres y seguirán dividiéndose. Están muy lejos de seguir el Evangelio y la palabra de Jesús: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano es que me sigan adorando, porque enseñan como doctrina mandatos de hombres" (Marcos 7: 6-7).

Entre 1378 y 1417 viene el gran cisma de Occidente, en este período los cristianos de occidente se dividen en dos y después en tres obediencias papales, con papas rivales en Roma, Aviñón y Pisa (Nueva Enciclopedia Católica).

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