martes, 11 de agosto de 2015

MEMORIA PARA NO OLVIDAR














La Dictadura vistió a Chile de negro. Oscura y siniestra caravana recorrió el país. De la noche a la mañana, de la vida a la muerte.

El admirado valiente soldado, por obra de la sinrazón, dio paso al cobarde y cruel asesino que traicionó a su pueblo. Se transformó en cómplice de la conspiración y sedición.

Miles de familias separadas, destruidas. Asesinatos y muerte, degollados desaparecidos, exiliados, quemados. Miles de los que no se sabe su destino, en el fondo de una fosa clandestina, en el fondo del mar o en el fondo del silencio, de la nada.

El horror y el terror sumieron al país en una noche gris, sangrienta, de delación, desconfianza, incertidumbre, miedo y sobresaltos. El pueblo fue sometido por las armas, con la complacencia y silencio de la casta instigadora del Golpe Militar. Misma que, una vez retorno a la democracia, dio vuelta la espalda a Pinochet y FF.AA.

Dictadura que agasajaron, aplaudieron, y le abrieron las puertas de sus salones burgueses. Sistema militar que les entregó el país en bandeja a empresarios, economista y nuevos ricos, gracias a privatizaciones truchas, quienes se adueñaron de todo. Verdaderos vampiros, «chupasangres» de obreros y trabajadores de clase media.

Crearon un Nuevo Orden donde priman el Abuso, Discriminación e Inequidad, que empobreció a la gente. Gran Poder que aprovechó sumisión y temor que quedó en el alma del pueblo, después de la dictadura, para normar y reglar un sistema económico de desigualdad y explotación salarial que no nos ha traído beneficios.

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