Bajo a la playa...
el mar besa la arena,
sus crecientes olas azotan
los roqueríos milenarios.
Cautivo de mis viejos recuerdos,
camino por la arena húmeda
repasando la vida y tristezas
que padece el alma... nada queda.
Tanto batallar y padecer...
el cuerpo fatigado de luchar,
no hay sosiego ni a quien amar,
la vida me condena a desaparecer.
Las ilusiones desaparecen...
los sueños se desangran en penas
silentes en las sombras negras,
vida, vida... ¿por qué me condenas?
La furia de la marejada
trae la brisa clara como el llanto,
triste y solitaria la playa, ajena
a mi tragedia y quebranto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario