Ya no vuelvo a ver ni leer
viejos cuentos, mitos y utopías
que nos enseñaban a creer
obsoletas tradiciones pías.
El celo y temor a la divinidad
que se suponía sabia y buena,
¿por qué temerle si la deidad
es justicia y amor? ¡Un tema!
Febril fantasía de ángeles
y santos, de milagros divinos,
apariciones y paraísos apacibles,
nueva tierra, benditos caminos.
La ilusión de un nuevo día
coronado de dorados fulgores,
dando cumplimiento a la profecía
que vendrían tiempos mejores.
Han pasado siglos de los siglos,
nada cambia, la tierra palidece
y tiembla, hombres incrédulos,
sin fe, la credulidad desfallece.
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