Arde el corazón de deseo
cuando tu rostro sereno,
con aires de cielo serrano,
me cautiva con gesto regio.
En la alborada presiento
que no en vano te he buscado,
en tu alma he encontrado
deleite, eres un encanto.
Desde tus bellos ojos moros
continúas tendiendo redes
de seducción, eres pasional;
de risa y modos alegres,
como el color de tu piel,
pintas amores claroscuros.
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