sábado, 18 de marzo de 2017

EGIPTO (6)

                                                           Faraones de Egipto


Durante la extensa historia del Egipto antiguo, los tiempos de esplendor se caracterizaron por la unidad política y la concentración del poder en manos de los faraones. Estos tenían el poder absoluto sobre sus súbditos. El faraón era dueño del país, de toda la tierra, comandaba el ejército, ordenaba los trabajos públicos, ejercía el supremo poder administrativo y judicial, y era el Supremo Sacerdote.

Según la leyenda egipcia el primer faraón habría sido el dios solar Osiris y por tanto todos sus sucesores eran considerados descendientes del dios y ellos mismo eran tenidos por dioses. Su sangre divina no debía mezclarse con la de los comunes, por eso el faraón se casaba con una hermana u otra pariente. Su poder pasaba al hijo mayor

Junto al faraón y la familia real había una nobleza cortesana, entre cuyos miembros el rey elegía al visir y a los altos funcionarios, encargados de ejecutar las distintas tareas que demandaba la administración. Los sacerdotes tenían una particular importancia, cuyo poder y prestigio aumentaron cada vez más en el transcurso de los siglos, a medida que el culto que se fue tornando misterioso.

La burocracia estaba formada por los escribas, funcionarios menores que dominaban el difícil arte de escribir y contar, factor básico de una administración burocrática. Cada dos años se hacía un censo de las tierras y de los bienes, se fijaban la cantidad de cereales, ganado, lino y aceite que cada uno debía tributar. Los productos eran guardados en los grandes almacenes, que pertenecían al faraón, y los funcionarios eran pagados en especies, ya que en Egipto no se conocía la moneda.

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