Las pirámides y la fe en la inmortalidad: Cerca de la ciudad de El Cairo se elevan en medio de las arenas del desierto de las pirámides de Gizé, construidas por los poderosos faraones del Reino Antiguo: Cheops, Chefrén y Micerinos. La más grande, la de Cheops, tiene una altura de 146 m. Dentro de ella cabrían las catedrales de San Pedro, en Roma y la catedral de San Pablo en Londres.
El pueblo egipcio trabajó durante 20 años para levantar esta monumental construcción, que debía servir de tumba a un solo rey. Se emplearon 2.664.000 m3 de piedra. Cada bloque mide 1 m3. Los constructores y canteros supieron calcular y labrar muy bien los enormes bloques, que se ajustan perfectamente. El material fue traído en gran parte de Asuán, a 1.000 kms. de distancia, y transportado por tierra y el río. De igual modo, hubo de ser traído troncos, de distintos lugares, para poder mover estos bloques de piedra.
En el interior de la pirámide una galería, de 47 m de largo y 8 m de alto, conduce a la cámara sepulcral. El sarcófago está formado por solo un bloque de granito. Al este de esta gran pirámide se encuentran tres pirámides menores, destinadas a las mujeres del faraón. Al oeste se hallan las tumbas de los príncipes y princesas, y de los altos funcionarios, en orden jerárquico.
El faraón Chefrén construyó la segunda gran pirámide. Cuyo acceso está custodiado por una esfinge, con cuerpo de león y cabeza humana que representa el rostro del faraón. Las pirámides debían ser "casas de eternidad", ya que los egipcios creían en una vida eterna. Con este fin los egipcios embalsamaron a sus muerto y los transformaron en momias.
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