domingo, 5 de marzo de 2017

EL ANTICRISTO

                                                         Friedrich Nietzsche

El Anticristo, maldición sobre el cristianismo (1888)


Nietzsche escribe sobre cómo la cristiandad se ha convertido en una ideología establecida por instituciones como la Iglesia, y cómo la iglesia ha fallado a la hora de representar a Jesús. Es importante, para él, distinguir entre la religión y la cristiandad y la persona de Jesús. Nietzsche explicó la religión cristiana como si fuera representada por iglesias e instituciones a las que llamaba su "transvaloración" de los valores instintivos saludables.

Transvaloración es el proceso por el cual el significado de un concepto o ideología puede ser puesto al revés de lo expresado por su etimología. Fue más allá del pensamiento de los agnósticos o ateos de la ilustración, quienes sentían que la cristiandad era simplemente falsa. Él afirmaba que ha podido ser deliberadamente infundida como una religión subversiva {como un arma sicológica subversiva} dentro del Imperio Romano por el apóstol Pablo, como una forma de cobrar venganza por la destrucción romana de Jerusalén y su templo durante la Primera guerra judeo-romana.

Nietzsche contrasta a los cristianos con Jesús, a quien admiraba de gran modo. Argumenta que Jesús trascendió las influencias morales de su tiempo creando su propio sistema de valores. Jesús representaba un paso hacia el Übermensch (superhombre). Al final, Nietzsche clama sin embargo: en contraste con el suprahombre, quien abraza la vida, Jesús negaba la realeza en favor de su "Reino de Dios". La negación de Jesús para defenderse a sí mismo, y su muerte,  eran consecuencias lógicas de su desajuste de sistema de ideas.

Nietzsche entonces analizó la historia de la cristiandad, descubriendo una distorsión progresiva  de modo grotesco de las enseñanzas de Jesús. Él critica los primeros cristianos por convertir a Jesús en un mártir y la vida de Jesús dentro de la historia de la salvación de la humanidad como motivo para dominar a las masas, encontrando a los apóstoles cobardes, vulgares y resentidos. Argumentando que las sucesivas generaciones malentendieron la vida de Jesús, mientras la influencia de la cristiandad crecía.

En el siglo XIX, Nietzsche concluye que la cristiandad se ha vuelto tan mundana {hoy es mucho peor} al punto de hacerse una parodia de sí misma, una total manipulación de sus enseñanzas y su "buena nueva". Es por esto que concluyó en una de sus frases más célebres: "El último cristiano murió en la cruz", considera que Pablo de Tarso y los primeros cristianos {los "anticristianos"} solo hicieron negocio {continúan haciéndolo] con su figura a través de su Iglesia y nadie siguió realmente ni aspiró jamás a aceptar la doctrina de Cristo.

"Esta acusación eterna contra el cristianismo la quiero escribir en todas las paredes; yo tengo un alfabeto aún para los ciegos. Llamo al cristianismo la gran maldición, la gran corrupción soterrada {no estaba equivocado}, el gran instituto de la venganza para el cual ningún medio es bastante pérfido, furtivo, subrepticio y mezquino, lo llamo, en resumen, la mancha inmortal de la humanidad" (Friedrich Nietzsche)

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