El tiempo perdido, dedicado a quehaceres sociales, a cosas sin sentido, hay que transferirlo al estudio. ¡Que nunca es tarde para entablar amistad con el conocimiento! Porque el conocimiento, aunque oscuro, está latente, no se esconde. Cuando nos retiramos a los estudios, huimos de los fastidios de la vida. Vivimos plenamente, somos útiles a los demás.
Nunca es vano estudiar, es provechoso, útil y virtuoso. Debemos atesorar el saber y no consagrarnos al ocio, que es nefasto para el hombre. No hay carga más pesada que la ignorancia, huyamos de ella, que hay múltiples ocupaciones más interesantes y provechosas. Es más feliz el que sabe y tiene estima por el estudio.
En el silencio de la soledad, estando en paz consigo mismo, y en un estado de placidez, busquemos cómo llegar a la profundidad del alma, a nuestro íntimo ser. Esto es la suprema tranquilidad, nos abrirá la conciencia, la mente y la vista a las cosas dignas de ser admiradas y estudiadas.
No malgastemos el tiempo que la naturaleza nos dio, para hacer buen uso de el. Disfrutemos la vida: el sol, el universo, el mar, la tierra, su flora y su fauna. Empleemos nuestro tiempo en vivir la belleza, amarla y sentirla. Para que cuando tengamos muchos años, nos congraciemos de haber vivido mucho. La vejez es sagrada.
"Los incultos, están destinados a vivir en el pedregoso desierto de la ignorancia"
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