La quietud de mi soledadse magnifica contigo en la mente,
la razón reafirma que jamás
he dejado de pensar en ti.
Hace más de cuatro décadas
que me retiré de vuestro entorno,
de esos felices años jóvenes,
cuando eras dueña de mis sueños.
Pese a los años transcurridos,
no he borrado de mi alma
tu recuerdo ni tu sonrisa inocente,
que permanecen inalterables en mi.
Contemplando el mar ...
veo tu bello rostro que emerge
en el lejano y sereno horizonte,
tu imagen es una eterna ilusión.
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