domingo, 2 de abril de 2017

ESPARTA (2)

                                                  Los espartanos y el Estado

La tradición atribuyó la constitución del Estado espartano al legislador Licurgo. De hecho, la constitución fue el resultado de un largo proceso histórico. Al frente del Estado estaban los reyes que en tiempos de guerra tenían autoridad absoluta sobre vida y muerte; en cambio, en tiempos de paz su poder quedaba reducido al mero honor.

Junto con 28 hombres que debían ser mayores de sesenta años y provenientes de las familias más distinguidas, formaban el Consejo de Ancianos, la Gerusía, que tenía la función de preparar las leyes que debían ser aprobadas por la Asamblea Popular. Esta se reunía los días de luna nueva y luna llena. En ella participaban los espartanos que habían cumplido treinta años.

La Asamblea aprobaba o rechazaba los proyectos de ley, decidía sobre la guerra, la paz, las alianzas y elegía a los cinco éforos. Éstos duraban un año en su cargo. Ellos convocaban la Asamblea Popular, administraban el tesoro público, tenían el control de toda la administración, vigilaban las costumbres y recibían a los embajadores de otros Estados. Con el tiempo los éforos pudieron ampliar cada vez más su autoridad y finalmente hasta recibieron poder para destituir y condenar a muerte a los reyes.

Desde su nacimiento el espartano pertenecía al Estado. Debía vivir enteramente en función de la colectividad. Los niños enfermos o débiles debían perecer. A los siete años los niños abandonaban el hogar para ser educados en las instituciones públicas. Se les sometía a un estricta disciplina, eran instruidos en artes militares, debían aprende a hablar en forma precisa y breve, a la manera "lacónica", expresión de la concentración del espíritu y de una personalidad concisa. A los veinte años el joven ingresaba al ejército, a los treinta llegaba a ser ciudadano.

El espartano debía ejercitarse para la guerra. Todos los años los éforos, al asumir el cargo, declaraban de nuevo la guerra a los mesenios e ilotas, y los jóvenes espartanos debían recorrer el país y matar implacablemente a toda persona sospechosa. Solo el servicio militar, la caza y la acción deportiva eran actividades dignas del espartano. 

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