Después de la decisión de los plebeyos, recién entonces cedieron los patricios y reconocieron a los tribunos de la plebe ciertos derechos; los tribunos eran inviolables, esto es, toda persona que atentaba contra ellos se hacía reo de muerte. Ejercían el derecho de auxilio que les permitía acudir en protección de todo plebeyo afectado por una medida arbitraria de un magistrado patricio y obtuvieron el derecho a veto que los facultaba para vetar medidas administrativas y senadoconsultos.
Así y todo, los plebeyos no se sintieron seguro, pues no había leyes escritas y el derecho consuetudinario solo era reconocido y administrado por los patricios. En el año 450 A.C. diez personas, los decenviros, recibieron el encargo de codificar el derecho. Las leyes fueron escritas en doce tablas de hierro que estaban expuestas en la Curia en el Foro romano. La ley de las doce tablas constituye el comienzo y la fuente de toda la grandiosa legislación romana. Los niños en el colegio debían aprenderla de memoria.
Después de la promulgación de la ley de las doce tablas, se permitió que los patricios y plebeyos contrajesen matrimonio. Poco a poco los plebeyos lograron ser admitidos en las magistraturas. Una ley del año 336 A.C. dispuso que uno de los cónsules debía ser siempre un plebeyo. A partir del año 300 los plebeyos tuvieron acceso a los altos oficios sacerdotales. Sin embargo, solo las personas de fortuna podían dedicarse a la carrera pública ya que las magistraturas eran honoríficas y no remuneradas.
Solo los plebeyos ricos pudieron hacer uso pleno de los derechos que habían conquistados. Se mezclaron con las familias patricias formando con el tiempo una nueva aristocracia los nobilitas. Solo los miembros de esta nobleza lograron ocupar las altas magistraturas y entrar al Senado. La República romana nunca llegó a ser una democracia como la que se había establecido en Atenas.
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