viernes, 1 de diciembre de 2017

ROMA: PATRICIOS Y PLEBEYOS (I)


Originalmente el ejército estuvo formado solo por los patricios y sus clientes. Era de Caballería e Infantería con armas livianas. Cuando aumenta el poder de Roma y sus compromisos militares, obligó a incrementar el ejército, creando nuevas unidades con armas pesadas que originaban muchos gastos. Además, como las fuerzas de los patricios eran insuficientes, se tuvo que recurrir a los plebeyos.

La llamada reforma serviana, dividió a la población romana según su fortuna en 193 centurias y 5 clases. Los más acaudalados formaban 18 centurias de caballería y 80 centurias de infantería con armas pesadas. Las cuatro clases inferiores formaban en total 95 centurias. La asamblea de las centurias, la asamblea del cuerpo armado, fue la más importante y se hizo cargo de las funciones de la vieja asamblea popular patricia

Los comicios centuriados eran convocados por los cónsules y se reunían en el Campo de Marte en las afueras de la ciudad, cada centuria tenía un voto. Cuando las centurias de caballería y de infantería de primera clase tenían mayoría, los aristócratas y los plebeyos ricos podían imponerse en todas las votaciones. A pesar que las barreras entre el patriciado y la plebe comenzaba a caer, los plebeyos siguieron expuestos a las arbitrariedades de los magistrados patricios. 

El servicio militar era obligatorio, convirtiéndose en una pesada carga para los campesinos, pues mientras permanecían bajo las armas, sus tierras quedaban sin cultivo. Al igual que en su tiempo en Atica, también los campesinos en Roma debían responder con su persona por sus deudas, y muchos quedaban reducidos a la servidumbre

Los plebeyos se reunieron en asamblea propia y eligieron a sus propios magistrados, los tribunos de la plebe. Estos asumieron la defensa de la plebe frente a los abusos del Senado y de los magistrados. Los antagonismos entre patricios y plebeyos llegaron a ser tan fuertes que éstos decidieron abandonar la ciudad y se dirigieron al Monte Sagrado para fundar allí una ciudad propia, netamente plebeya.
(Continuará)

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