Camino por la calle vacía,
oscura y solitaria como el desierto.
Tiemblo bajo la espesa niebla,
un frío implacable me traspasa.
Voy sin apuro ni rumbo fijo,
nadie me ve, soy una sombra
que se desplaza en la noche
a paso lento. Crudo invierno.
El tiempo vuela,
pasa con inusitada velocidad,
los años sobre la espalda
pesan con fuerza y remordimiento.
Los recuerdos se extinguen
como la vida, huyen con sus deseos,
el eco de la noche y su lamento
encaminan mis pasos hacia el fin.
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