He pasado ya tres cuartos
siglos de mi vida, sigo en pie,
al pie del cañón, muriendo
y renaciendo los dolores del alma.
He visto correr mucha agua
bajo el puente, los días huyeron
con mi suerte y mis sueños,
solo quedan pálidos recuerdos.
Familia y amigos perdidos
en la fuga del tiempo,
los deseos y el amor esquivo
ocultos en cada rincón de la vida.
Falta tiempo para recordar,
la soledad muda como estatua,
vencida en su silencio, la muerte
acecha a la vuelta de la esquina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario