A su lado los días grises
me sabían a primavera,
su ojos irradiaban luz
y su sonrisa me seducía.
Su tierna dulzura
y su piel aterciopelada,
eran la razón de mi vida
y lo que deseaba mi alma.
Su nombre un mágico
poema, del cual me enamoré
sin saber por qué, solo se
que su amor era para mi
la vida entera, como una
luz de primavera, aroma
de azahares y suavidad
de besos en las sombras.
Amor de un pasado
que vivimos en plenitud,
amor inacabado, porque
el destino supo separarnos.
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