martes, 18 de diciembre de 2018

LA MUERTE

                         Lección de Anatomía del doctor Tulp (Rembrandt)


La muerte también referida con los eufemismos: deceso, fallecimientofenecimiento, óbito, perecimiento puede producirse por causas naturales, enfermedades terminales o vejez. ¿Por qué le tememos a la muerte, si cuando esta acaece ya no estamos para temerle?


La muerte no es un misterio, no asusta a un ateo, porque sabe que nada va a ocurrirle después de su deceso. Lo único que le complica es una muerte lenta, dolorosa y costosa, para no dejar con problemas económicos a su familia.

¿Qué ocurre a los seres humanos después de la muerte? Hay quienes creen que se conservan gracias al espíritu, elevando su estado de conciencia hacia estados superiores, otros creen en la migración del alma de un ser humano a un plano físico inalcanzable.

La religión cristiana, cree que después de la muerte el ser humano abandona su cuerpo físico que se va deteriorando y vuelve al Creador (Eclesiastés 12: 7). Dependiendo el comportamiento del individuo, en su vida terrena, puede ascender a los cielos, puede purgar unos pecados en el purgatorio, o descender al infierno para presentarse al juicio final.

Los musulmanes creen que después de muertos serán juzgados, y según sus pecados podrán optar al cielo o al infierno. El profeta Mahoma que entregó el mensaje de Alá a la humanidad, intervendrá para que no se condenen al infierno.

El hinduismo sostiene que hay vida después de la muerte, pero no como la ven cristianos y musulmanes, ellos creen en la reencarnación, aunque no necesariamente en un cuerpo humano, es el karma, resultante de acciones pasadas,  el que determina el tipo de reencarnación.

Los budistas se aferran a las Cuatro Nobles Verdades: la vida está llena de sufrimiento; su causa es el deseo; extinguir el deseo hace cesar el sufrimiento; para conseguirlo hay que seguir el Óctuple Camino: Visión, vida, aspiraciones, esfuerzo, palabras, conducta, conciencia y concentración correctas.

Yo, en pleno uso de mis facultades, he seguido el dictado de mi conciencia: Donar mi cuerpo bajo juramento, libre y espontáneamente, a la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para que después de mi fallecimiento se disponga de él, con fines docentes para que sea utilizado en fines de investigación científica, para la docencia universitaria.

¡Más allá de mi muerte,  todavía continuaré sirviendo a la sociedad, especialmente a la anatomía!

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