República, la cosa pública, es una forma de organización del Estado. La máxima autoridad debe cumplir funciones por un tiempo determinado y es elegida por el pueblo, ya sea en forma directa o a través de un parlamento, cuyos integrantes también son elegidos por la ciudadanía. El principal canal de participación ciudadana en la república es el voto. Las elecciones tienen que ser libres y el voto secreto para que la gente pueda ejercer su participación sin presiones ni condicionamientos.
Hay muchos estados que se autodenominan repúblicas, pero no permiten la participación del pueblo en elecciones libres e informadas ni han respetado los derechos humanos. Es el caso de China, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela y de la fracasada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de otros países socialistas asociados por el Pacto de Varsovia a la U.R.S.S.
Otros principios fundamentales para el buen funcionamiento de la república son, además de la participación política activa del pueblo, la división de poderes, la concreción de la justicia y la búsqueda del bien común. El gobierno de un estado republicano debe ser accesible a todos los ciudadanos, bajo el imperio de la ley, la justicia y la igualdad ante la ley.
¿Tenemos en Chile una verdadera república? ¿Qué le falta a Chile para ser un mejor país? ¿Cómo logramos construir una nación más solidaria, con mayor equidad y verdadera justicia social? Cuando somos una sociedad dominada por una élite político-empresarial discriminatoria. Donde el 1 % posee todos los bienes que produce el país, mientras que un 70 % tiene salarios inferiores a $ 380.000 (US$ 580), verdaderamente estamos lejos de ser una república democrática y solidaria.
Chile aún está sujeto a los amarres que dejó la dictadura (sugeridos por Jaime Guzmán, un ente de ideas goebbelianas que ideó la Constitución de 1980). Amarres que ninguno de los gobiernos posteriores ha podido eliminar, ya sea por falta de quorum calificado, o porque no han tenido intenciones de hacerlo. Es de suma urgencia eliminar la corrupción de las FFAA, Carabineros, Gobierno, Congreso, Poder Judicial, Empresarios e Instituciones Públicas.
¿Qué nos deparará el futuro? Eso dependerá de la ciudadanía, si sale de su letargo, se empodera y exige cambios reales, para redactar una nueva Constitución que nos garantice: equidad, igualdad, fraternidad. ¡Chile necesita austeridad republicana, incorrupta y transparente.
Hay muchos estados que se autodenominan repúblicas, pero no permiten la participación del pueblo en elecciones libres e informadas ni han respetado los derechos humanos. Es el caso de China, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela y de la fracasada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de otros países socialistas asociados por el Pacto de Varsovia a la U.R.S.S.
Otros principios fundamentales para el buen funcionamiento de la república son, además de la participación política activa del pueblo, la división de poderes, la concreción de la justicia y la búsqueda del bien común. El gobierno de un estado republicano debe ser accesible a todos los ciudadanos, bajo el imperio de la ley, la justicia y la igualdad ante la ley.
¿Tenemos en Chile una verdadera república? ¿Qué le falta a Chile para ser un mejor país? ¿Cómo logramos construir una nación más solidaria, con mayor equidad y verdadera justicia social? Cuando somos una sociedad dominada por una élite político-empresarial discriminatoria. Donde el 1 % posee todos los bienes que produce el país, mientras que un 70 % tiene salarios inferiores a $ 380.000 (US$ 580), verdaderamente estamos lejos de ser una república democrática y solidaria.
Chile aún está sujeto a los amarres que dejó la dictadura (sugeridos por Jaime Guzmán, un ente de ideas goebbelianas que ideó la Constitución de 1980). Amarres que ninguno de los gobiernos posteriores ha podido eliminar, ya sea por falta de quorum calificado, o porque no han tenido intenciones de hacerlo. Es de suma urgencia eliminar la corrupción de las FFAA, Carabineros, Gobierno, Congreso, Poder Judicial, Empresarios e Instituciones Públicas.
¿Qué nos deparará el futuro? Eso dependerá de la ciudadanía, si sale de su letargo, se empodera y exige cambios reales, para redactar una nueva Constitución que nos garantice: equidad, igualdad, fraternidad. ¡Chile necesita austeridad republicana, incorrupta y transparente.
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