En la vida todo cambia,
el tiempo corre a prisas
y los usos y costumbres
ya no son los de antaño.
No hay romanticismo,
se ha perdido el culto
a lo bello y espiritual,
la poesía no es la misma.
Aquella que empleábamos
para conquistar a esa mujer
que nos hacía soñar,
palabras que nacían del alma.
Morena de mis recuerdos,
la que conocí alguna vez
y me hechizó con su voz,
era ternura hecha mujer.
Le agradaba sentirse admirada,
me coqueteaba sus encantos,
aquellas tardes de citas secretas
donde todo era amor y frenesí.
Poesía, rosas y esmeraldas.
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