sábado, 2 de febrero de 2019

EL ÚLTIMO CAMINO


Hemos llegado a viejos, a la ancianidad con la cabeza y mente clara y viva. Pero, esta sociedad discriminatoria nos tilda de vulnerables, como si fuéramos un lastre, personas inservibles.

Cierto es que no tenemos las mismas capacidades físicas de personas más jóvenes, pero tenemos algo muy valioso: Experiencia y sabiduría, toda esa enseñanza que nos dio la vida. Podemos estar enfermos, de hecho yo lo estoy, pero no por ello dejaré de leer, investigar, seguir aprendiendo y enseñando.

Me da pena ver a la mayoría de las personas colgados de sus celulares, como si de ellos dependiera la vida. Andan igual que ese enfermo que depende de un tubo de oxigeno para sobrevivir. ¿Qué sacan en provecho? Una pérdida de tiempo, que después lamentarán cuando se den cuenta que eso no les dejó nada. Porque no supieron hacer buen uso de la tecnología.

La vejez es importante, en la medida que sepamos adaptarnos a ella. Complican las enfermedades, lo estoy viviendo, pero si buscamos alternativas para no preocuparnos tanto, tendremos una mejor calidad de tiempo. Hay que aceptar las cosas como vienen, pues no podemos detener el destino, de lo que nos toca vivir.

Es el último camino, que hay que recorrer con la conciencia clara, sabedores de nuestros errores y logros, de lo que hicimos mal y de lo que no hicimos, ya sea por ceguera o negligencia. Pero asumiendo que la hora del adiós está cerca y ya de nada valen los arrepentimientos.

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