En geografía y geodosia la antípoda es el lugar de la superficie terrestre diametralmente opuesto a otro. Sus longitudes geográficas tienen una diferencia de 180°, por lo que las horas del día en cada punto tienen una diferencia de 12 horas aproximadamente. Sus latitudes son simétricas: es decir, su distancia al ecuador es la misma, pero en el otro hemisferio, por lo que las estaciones del año del lugar son opuestas. La distancia entre ellas es la mayor distancia a la que pueden estar dos puntos en la superficie de la Tierra, 20 mil kilómetros aproximadamente.
La palabra viene del griego antípodes, compuesta de anti: opuesto y de pous, pie. Se refería a las personas que tienen sus pies opuestos a los de otro. De aquí que antípoda puede referirse al lugar o a la persona que habita dicho lugar. Desde el siglo VI a.C. las tierras conocidas eran: Europa, parte de Asia y norte de África, conjunto al que se denomina Ecúmene y que se suponía rodeado de una masa llamada Océano. Establecida la premisa de la esfericidad de la Tierra y constatado que el Ecúneme se ubica en el hemisferio norte, comienza a discutirse la posibilidad que exista tierra firme habitable o habitada en el sur.
La palabra antípoda aparece por primera vez en una obra de Platón, Timeo (siglo IV a.C.). Allí el término es usado como adjetivo para calificar a las tierras ubicadas al otro lado del Ecúmene. Otro nombre que recibieron estas tierras fue terra australis ignota, así la llamaron Aristóteles y Eratóstenes. La necesidad de unas masas de tierra firme en el hemisferio sur como contraparte de las del norte respondía al principio de simetría y balance, muy importante en el mundo erudito griego de la época.
En esa misma época se establece la división de la Tierra en zonas climáticas, recuperada por Aristóteles, entre otros. Según estas ideas, la tierra tenía zonas templadas habitables, separadas por una zona tórrida ecuatorial que imaginaban inhabitable. El Ecúmene estaría en la zona templada del norte, quedando abierta la posibilidad de otra zona templada habitable o habitada en el sur.
Globo de Crates
En el siglo II a.C. Crates de Malos construyó un globo terráqueo en el que el mundo estaba dividido por dos cintas oceánicas que lo rodeaban y se cruzaban entre sí: una alrededor del ecuador, y, otra pasando por los polos. Entre estos océanos, había cuatros masas terrestres: el Ecúmene al noroeste, el Perieco en el noroeste, el Anteco al sudeste y el Antípodas, situado en la zona austral pero en el hemisferio occidental, diametralmente opuestas al Ecúmene.
En la Edad Media, se reavivó el debate acerca de la posibilidad de la existencia de habitantes en las Antípodas. Agustín de Hipona (siglo IV y V), sobre la fábula de que existen los antípodas, sostuvo que eso en modo alguno era creíble. El conocimiento histórico, empírico, que reclamaba Agustín llegaría con las exploraciones y conquistas europeas que tuvieron auge en los siglos XV y XVII a través de las cuales se termina de configurar la idea del mundo que tenemos hoy.
En la Edad Media, se reavivó el debate acerca de la posibilidad de la existencia de habitantes en las Antípodas. Agustín de Hipona (siglo IV y V), sobre la fábula de que existen los antípodas, sostuvo que eso en modo alguno era creíble. El conocimiento histórico, empírico, que reclamaba Agustín llegaría con las exploraciones y conquistas europeas que tuvieron auge en los siglos XV y XVII a través de las cuales se termina de configurar la idea del mundo que tenemos hoy.
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