lunes, 30 de septiembre de 2019

PREHISTORIA, ESPAÑA

                                              La Dama de Elche, arte íbero                                                

El actual territorio español aloja dos de los lugares más importantes para la prehistoria europea y mundial: la sierra de Atapuerca, donde se ha definido la especie Homo antecessor y se ha hallado la serie más completa de huesos de Homo heidelbergensis, y la cueva de Altamira, donde por primera vez se identificó el arte paleolítico.

La posición de la península ibérica como "Extremo Occidente" del mundo mediterráneo, determinó la llegada de sucesivas influencias culturales del Mediterráneo oriental, particularmente vinculadas al Neolítico y la Edad de los Metales, agricultura, cerámica, megalitismo, proceso que culminó en las denominadas colonizaciones históricas del I milenio a.C. Tanto por su localización favorable para las comunicaciones, como por sus posibilidades agrícolas y su riqueza minera, las zonas este y sur fueron las que alcanzaron un mayor desarrollo: cultura de los Millares, cultura del Argar, Tartessos, pueblos íberos.

La datación más antigua de un hecho histórico en España, es la legendaria fundación  de la colonia fenicia de Gadir, la Gades romana que hoy es Cádiz, que según fuentes romanas, Veleyo Partéculo y Tito Livio, se habría producido ochenta años después de la guerra de Troya, antes que la de la propia Roma, lo que la situaría en el año 1104 a.C. y sería la fundación de una ciudad en Europa occidental de referencias más antiguas.

Las no menos referencias legendarias que recoge Herodoto de contactos griegos con el reino tartésico de Argantonio se situarían en el años 630 a.C. Las evidencias arqueológicas de establecimientos fenicios: Ebusus, Ibiza, Malaka, Málaga, permiten hablar de un monopolio fenicio de las rutas comerciales en torno al estrecho de Gibraltar, incluyendo las del Atlántico como la ruta del estaño, que limitó la colonización griega al norte del mediterráneo, Emporium, la actual Ampurias. Las colonias fenicias pasaron a ser controlados por Cartago desde el siglo VI a.C., período en que también se produce la desaparición de Tartessos. Ya en el siglo III a.C., la victoria de Roma en la primera guerra púnica estimuló aún mas el interés cartaginés por la península ibérica, por lo que se produjo una verdadera colonización territorial o Imperio cartaginés en Hispania, con centro en Qart Hadasht, Cartagena, liderada por la familia Barca.

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