El premio Nobel de Literatura aborda el fracaso político del continente en el siglo XX en su nueva novela, "Tiempos Recios", que ha presentado en Madrid. Novela en la que regresa al universo de 'La fiesta del chivo' a través de algunos de sus personajes que sirven para establecer un vínculo del horror entre los distintos entramados políticos y las dictaduras de los países latinoamericanos en el siglo XX.
Se centra en Guatemala, entre 1940 y 1959, y en toda la red de conspiraciones que dieron lugar al derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, que fue un militar y político guatemalteco, perteneciente al grupo de militares que protagonizaron la revolución de 1944, y fue conocido como el "soldado del pueblo". Fue derrocado por el golpe militar de Carlos Castillo Armas y el posterior asesinato de este último en circunstancias poco claras, en la que había estado involucrado en su muerte el general Rafael Leonidas Trujillo y que fue su esbirro, Johnny Abbes Gracía el brazo ejecutor.
Para Vargas Llosa estos acontecimientos marcaron un punto de inflexión en el desencanto de la juventud latinoamericana del momento. Así, si en 'Conversación en la Catedral' latía la pregunta ¿en que momento se jodió el Perú?, en Tiempos Recios el escritor quiere abarcar un poco más en el espectro, para analizar en qué momento se jodió América Latina. Evidentemente un país no se jode en un día.
"América Latina ha sufrido un proceso de descomposición desde tiempos inmemoriales. La independencia estuvo mal llevada y de eso se dio cuenta incluso Simón Bolívar cuando vio que sus generales querían ser dictadores de los países que liberaban. Esto ha sido una lacra durante décadas. Pero el fracaso de Latinoamérica es también nuestra responsabilidad ahora".
El escritor quiso reivindicar la figura de Jacobo Arbenz, convertido en una figura trágica, la de un hombre que quiso sacar del feudalismo a su país implantando una serie de reformas, como la agrícola, que pusieron en peligro la supremacía de la todopoderosa compañía bananera United Fruit, que comenzó a difundir la propaganda que Guatemala se estaba convirtiendo en el punto de entrada del comunismo en Latinoamérica. La CIA estuvo implicada en este caso, en esa guerra fría, macarthismo y fiebre anticomunista, se creó un efecto contrario a partir del asesinato de Castillo Armas.
Los jóvenes comenzaron a creer en la revolución socialista para luchar contra el imperialismo. Por esta razón, la novela se cierra precisamente con Cuba, Fidel Castro y el Che Guevara, y su radicalización, que para Vargas Llosa abrió "un período terrible de terrorismo" que continuó aislando a América Latina de la modernización y la apertura democrática.
"Esta es una novela, no un libro de historia, por eso hay muchos elementos de ficción y detalles imaginados". Para Vargas Llosa es fundamental escarbar en el pasado para discernir con claridad sobre los problemas del presente.
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