Las penas del alma y el tiempo
permanecen en nuestro interior,
lacerando nuestros sueños
construidos a lo largo de la vida.
Existencia de afanes inconclusos,
metas y utopías incumplidas
perdidas en los atajos y recodos
de un camino largo y pedregoso.
Viejos amores de juventud
que nos hicieron vivir el paraíso,
amores prohibidos de dos amantes
que se perdieron en la sensualidad.
Promesas extrañas, que perdidas
quedaron en el ayer del olvido,
vidas separadas por la distancia
y el tiempo, tristemente solitarias.
Por un adiós, un triste y lejano
adiós, lejos de aquellos sueños
soñados en un abrazo eterno.
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